PEPE POSADA HOME@x

Cantando Bajo la Lluvia

Crónica de un Sueño y sus Tormentas

1995

1994 cuatro locos y apasionados del teatro musical unen sus fuerzas para comprar los derechos del musical cantando bajo la lluvia. Éramos jovenes, arriesgados y para muchos “arrbistas”.

En 1995 la magia de Singin’ in the Rain llegó por primera vez a América Latina.
El Teatro Silvia Pinal se convirtió en escenario de un estreno latinoamericano
que deslumbró con música vibrante, coreografías electrizantes y una lluvia
que caía dentro del teatro como si los dioses hubieran decidido mojar al público.

La producción fue dirigida por Rafael López Miarnau, con la dirección musical de Willy Gutiérrez, escenografía e iluminación de Ariel Bianco, traducción y adaptación de Marco Villafán, y vestuario diseñado por Ana Ma. Collado y Pepe Posada.

El elenco estelar incluyó a Héctor Arroyo como Don Lockwood, Laura Zaizar como Kathy Selden, Lenny Zundel como Cosmo Brown, Laura Luz como Lina Lamont, Sergio Ramos como R.F. Simpson y Abraham Stavans como Roscoe Dexter, acompañados por un ensamble poderoso y una orquesta en vivo.

Contra todo pronóstico, la producción recibió 18 premios de la crítica especializada, incluyendo un Ariel, convirtiéndose en un hito en la historia del teatro musical mexicano. Para muchos fue la confirmación de que México podía producir espectáculos de gran formato con estándares internacionales.

PREMIOS BRAVO

El Sueño y las Decisiones Creativas

Analizamos el material original y, junto al maestro Willy Gutiérrez, tomamos decisiones clave: modificaríamos las partituras para sustituir algunos números, adicionar otros  y crear nuevos arreglos o números musicales. Willy dirigiria a una orquesta formada por los mejores músicos de esa época.  ADemás que decidimos cambiar el final del primer acto pues original mente terminaba con el numero de Cantando Bajo la Lluvia, nuestra reflexion fue si lo que estamos vendiendo es el efecto de una lluvia torrencial dentro de un teatro, hagámoslo en el segundo acto, hecho que nos trajo una problematica ya cuando todos los elementos se ensamblaron.  queriamos que el show fiuera redondo, dimos forma a un espectáculo con identidad propia.

El elenco brillaba: Héctor Arroyo como Don Lockwood, Laura Zaizar como Kathy Selden, Lenny Zundel como Cosmo Brown, Laura Luz como Lina Lamont, Sergio Ramos como R.F. Simpson y Abraham Stavans como Roscoe Dexter. Todos ellos acompañados por un ensamble poderoso y una orquesta en vivo que rugía de martes a domingo.

Era un sueño hecho realidad… aunque en realidad, no teníamos dinero para hacerlo.

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Tap un reto que había que correr

En aquellos tiempos, casi nadie bailaba tap en México. Para poder montar la obra tuvimos que organizar un taller intensivo de preparación para toda la compañía, con maestros especializados en ballet, actuación y tap.

Las exigencias coreográficas eran muy fuertes. No quise simplificar la complicada coreografíade Gene Kelly  su excelencia coreográfica.  Reproduje los números icónicos y otros fueron originales Queríamos que el espectáculo impactante.

El primer número que monté fue Todo en Hollywood es Real (Broadway Melody), una verdadera locura: Coreografía distributiva, a un ritmo vertiginoso ya era muy delicado pero se volvió más  pues el carro de la lluvia al retroceder derramaba agua en el escenario. . Era un reto físico y artístico enorme.

En este proceso tuve el apoyo invaluable de Willy Gutiérrez, con quien ya había trabajado en Yo y mi Chica y Calle 42. Willy fue un gran ser humano, me dio consejos fundamentales, clave para que la música y la coreografía alcanzaran el nivel que soñábamos.

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⚡ La Odisea Económica y Técnica

Pagamos el anticipo de los derechos sin tener recursos para producirla. Conseguimos el teatro gracias a la labia de Ana María Collado, pero incluso en las audiciones seguíamos sin financiamiento. Marco Galindo se encargó de conseguir el dinero fue el producror administrativo; nuestra aportación fue nuestro trabajo: Ana María como productora ejecutiva y co-diseñadora de vestuario, Héctor como actor y productor, y yo como coreógrafo, co-diseñador de vestuario y responsable de publicidad y redes sociales.

La economía mexicana se desplomaba con la devaluación de 1995-1996. Nosotros, con un proyecto mega ambicioso, empezamos rentando el audio, pero eso nos devoraba. A media temporada tuvimos que cambiar todo el sistema porque era insostenible.  Al mismo tiempo quitamos la orquesta.

El vestuario fue otro drama: la persona encargada nunca entregó lo prometido. Lo resolvimos con lo poco que había y con la ayuda del elenco, que aportó piezas propias. La señora Valiente y señora Borrás nos salvaron en el último momento.

La escenografía de Ariel Bianco era monumental, pero también encareció el proyecto. Hubo sets que nunca se terminaron y otros que debimos modificar por falta de presupuesto.

Y la lluvia… ¡ah, la lluvia! El sistema hidráulico era un monstruo: tres secciones, pendientes, tinacos y motores. Cuando debía regresar a su posición original, el drenaje se desbordaba y el agua se derramaba en el escenario. La solución fue tan artesanal como heroica: trapeadores y jergas para secar el piso antes del número de tap con toda la compañía. Si no lo hacíamos, los bailarines podían resbalar y sufrir accidentes terribles.

⚖️ Traiciones y Caídas

Los problemas económicos empeoraban. Marco trajo a un supuesto abogado que resultó ser un estafador. Ana María, Héctor y yo terminamos demandados, aunque el caso no procedió porque todo eran mentiras.

Para colmo, nos pidieron el teatro: debía entrar el espectáculo ¡Que Viva México y Olé! con Irán Eory, que fracasó en menos de un mes. Nosotros tuvimos que desalojar el Silvia Pinal. Fueron 10 trailers los que salieron cargados con nuestra producción.

Intentamos reestrenar en otro espacio, pero Fela Fábregas no quiso rentarnos ningún teatro. Surgió la opción de convertir el Cine Ópera en teatro y llevar ahí la obra. Todo se movió de un estacionamiento de un restaurante llamado Boca del Río, al Cine Ópera, de regreso al estacionamiento y finalmente a una bodega de un pariente de Héctor Arroyo. Allí comenzó el desmantelamiento. Se vendió lo que se pudo y la mayoría terminó en la basura.

💔 El Legado y las Lecciones

Aprendimos mucho, pero emocionalmente quedamos devastados. Cantando Bajo la Lluvia México fue una escuela de producción: nos enseñó que el teatro musical exige tanto talento como resistencia económica, técnica y legal.

A pesar de los tropiezos, el legado artístico permanece. Fue un espectáculo que demostró que los artistas mexicanos podían montar producciones de gran formato con estándares internacionales. Y aunque la tormenta nos golpeó con fuerza, la lluvia que cayó sobre ese escenario sigue siendo símbolo de un sueño que se atrevió a desafiar lo imposible.

Hoy, “Cantando Bajo la Lluvia México” representa una escuela, un laboratorio creativo y un parteaguas en mi carrera. El aprendizaje técnico y humano sigue inspirando mi trabajo. Este musical, entre telones y sueños, sigue siendo un recordatorio de que el teatro transforma cada reto en belleza y conocimiento.

 

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18 Premios de la Crítica Especializada

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