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Que Dejen Toditos los Sueños Abiertos

2016

Después de la elegancia y sofisticación de La Jaula de las Locas, donde aprendí a sostener la disciplina y el humor en un mismo escenario, llegó un proyecto que tocó fibras mucho más íntimas: un viaje al universo de la infancia mexicana. Pasé de las plumas y el cabaret refinado a la ternura y la imaginación de Cri-Cri, el Grillito Cantor. Ese salto me recordó que el teatro no solo entretiene: también educa, despierta recuerdos y conecta generaciones.

Que Dejen Toditos los Sueños Abiertos

¡Un Viaje Inolvidable con Cri-Cri: Donde la Coreografía se vuelve parte de la historia!

Teatro Musical Infantil en México

QDTLSA PREMIACION 23.53.55

Un Viaje Inolvidable con Cri-Cri: Donde la Coreografía Cobra Vida!

Mi corazón siempre ha latido al ritmo del teatro musical, listo para dejar los sueños volar y abrazar cada nuevo desafío. Por eso, cuando recibí esa llamada inesperada de Mario Iván Martínez, proponiéndome un espectáculo dedicado a Cri-Cri, la emoción me invadió por completo. La música de Francisco Gabilondo Soler no es solo melodía: es una chispa que ha encendido la imaginación de generaciones de niños en México y América Latina. ¿Mi respuesta? ¡Un rotundo sí, sin pensarlo dos veces!

Cada ensayo se convirtió en una verdadera masterclass. Observar a Mario Iván es un privilegio; ya me había impresionado al verlo transformarse en Zazá en La Jaula de las Locas. Pero aquí, en el universo de Cri-Cri, tuve la oportunidad de presenciar su genio en todas sus facetas: productor, actor, escritor, director y diseñador de vestuario. Su visión integral tejía cada hilo del espectáculo, elevándolo a otro nivel.

Este viaje comenzó en 2018 y, en pleno 2025, el show sigue reponiéndose y vibrando en los escenarios. Cada remontaje es un agasajo, una oportunidad de pulir detalles y enriquecerlo aún más. El espectáculo que estrenamos no tiene nada que ver con el que presentamos hoy: ha madurado y florecido con el tiempo.

El elenco adicional con Jimena Páres y Luigi Vidal fue simplemente increíble. Trabajar con ellos fue una delicia. Recuerdo los nervios al escuchar a Luigi decir que bailaba tango “casi desde que nació”. Yo, sin idea de tango, me preguntaba: “¿Qué voy a hacer en El Che Araña?” La obsesión fue tal que caí enfermo con 40 de fiebre justo el día de montaje. Pero al final, todo salió a pedir de boca.

Cada número era un reto: hacer marchar a Todas las Vocales, dar vida a Los Animales de Caminito de la Escuela, o transformar la araña de El Che Araña en un Cri-Cri que baila tango con una cucaracha. La música de Cri-Cri es mágica, un festín para cualquier coreógrafo.  Estudie todo para hacer la coreografía desde el caminado peculiar de cada animal como un camello o una araña, hasta el exótico baile de una odalisca o el candor de un tango, en esta ocasión siempre llevamos muchas alternativas por cada número y creo que de todas la versión final no fue ninguna de las trabajadas previamente, las fuimos amalgamando al concepto de nuestro director, todo debia aportar sentirse natural y fluir, 

Aunque parecía sencillo, no lo fue. Pero gracias al apoyo incondicional de Mario Iván y al talento del elenco, asi como la asistencia magistral de hairam asereth logramos que este espectáculo no solo naciera, sino que perdurara en el tiempo, tocando corazones.  

Creo firmemente que Mario Iván ha sido el mejor productor que se proecupa por su elenco pro sus creativos que esta peniente en todo detalle, y siempre esta abierto a tener un espectaculo  al mejor nivel posible, la evolución de que dejen toditos los sueños abierto me enseño que las coreografias tambien crecen y maduran y son perfeccionables y adaptables al propio ritmo y crecimiento de la puesta en escena pues nada es estatico en el teatro todo tiene vida

¡Gracias, Mario Iván, por tu confianza y por incluirme como parte de los creativos de este maravilloso proyecto!

Cri-Cri me enseñó que el teatro puede ser un puente entre generaciones, un espacio donde la música y la coreografía despiertan recuerdos, educan y llenan de alegría. Fue un viaje entrañable que me conectó con la infancia y con la magia de la imaginación.

Pero después de esa experiencia luminosa, mi camino me llevó a un reto completamente distinto: mi primera obra dirigida de tipo escolar, Reventón. Allí el escenario dejó de ser un lugar de juegos y canciones para convertirse en un espacio de reflexión y conciencia. El tema era duro y urgente: la drogadicción.

Pasar de la ternura de Cri-Cri a la crudeza de Reventón fue un salto enorme, pero necesario. Entendí que el teatro no solo puede divertir o educar, también puede alertar, prevenir y abrir conversaciones difíciles. Con Reventón descubrí la fuerza del teatro como herramienta social, capaz de tocar fibras sensibles y sembrar conciencia en los jóvenes.

 
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