De Telones y Sueños

De Telones y Sueños

Mi camino en las Artes Escénicas

De Telones y Sueños

De niño, mi mamá nos llevaba a todos los musicales los mejores teatros de la Ciudad de México. ¡Me encantaban! Cada función me transportaba a un mundo lleno de magia y color. A un lugar donde yo era feliz.   Mis hermanas y yo jugábamos a hacer teatro en la sala de casa, sin saber que aquello, en un futuro, se convertiría en mi vida.

Mi primer roce real con las artes escénicas llegó en la prepa, al conocer a Fátima del Rosario, mi maestra de actividades estéticas. ¡Ella no solo me inspiró, me encendió una pasión inmensa! Mi debut fue en «Working», un desafío titánico: aprender a actuar, bailar y cantar, ¡y todo a la vez! Lo superé, incluso con un solo que canté con el alma. Después vinieron «RUR Robots», «Prohibido suicidarse en primavera» y, finalmente, «A Chorus Line»… y ahí, me tocó bailar tap.

El tap fue un verdadero desafío. ¡Yo era terriblemente descoordinado! Durante una clase, la maestra dijo que nunca podría bailar tap. ¡¿Qué, Qué?! ¡Soy Tauro, y soy terco! ¿Cómo se atrevió a dudar? ¡Además, nací el día de San Pascual Bailón! ¡Algo tenía que ayudar! 

Terminé la preparatoria y, gracias a mi hermana Cristina, quien pacientemente me llevaba y traía de los ensayos, pude seguir persiguiendo esa pasión.

Pepe Posada montaje Broadway Lights Kagba

 

Quería estudiar teatro, pero el camino familiar me llevó por otro lado. Leí y releí planes de estudio, pero ninguna carrera me llamaba. Hasta que un día, una computadora capturó mi atención y decidí estudiar Sistemas en la Universidad Iberoamericana. Pero mi alma ya le pertenecía al escenario. En paralelo, me inscribí en el taller de teatro del San Rafael, y continué mi formación con maestros como Gabriela Salá, Roberto Ayala y Ana María Collado. Mis papás no querían pagar mis clases, pero Roberto, con una generosidad inmensa, me becó. ¡A él le debo una parte inmensa de lo que logré, pues su generosidad me abrió un mundo! Como Fátima, Roberto fue un mentor que compartió sin escatimar su pasión por el teatro, nutriéndome de conocimiento y amor por el arte.Entonces, un día Roberto me entregó un folleto de «42nd Street«. ¡Fue un flechazo inmediato! Conseguí el disco y lo bailé sin parar, combinando mis agotadoras jornadas universitarias con mi fervor por la danza durante años.

 

Al finalizar la carrera, me ofrecieron una beca en el extranjero en una importante compañía de sistemas. Pero justo en ese momento, Roberto me llamó: «Blanca Nieves» en el Teatro de los  Insurgentes. Audicioné, me quedé, ¡y sin dudarlo, rechacé la beca! Debutar con Chantal Andere fue un momento increíble, una de esas decisiones que marcan un destino. Nunca imaginé que bailar tap, aquello que me parecía imposible, me abriría tantas puertas; sin duda, Roberto Ayala fue el factor que transformó mi vida.  Después de «Blanca Nieves» segui en «Aladino y la Lámpara Maravillosa» producida por Polo Falcón.

Maestro Roberto Ayala y Pepe POSADA
Teatro de los Insurgentes Blanca Nieves y Los 7 Enanos
Yo y Mi Chica Ana Ma. Collado y Pepe Posada Teatro de los Insurgrentes

DE BAILARÍN A COREÓGRAFO; Los primeros pasos profesionales

Por esa época, Manuel Sánchez, mi compañero de tap y un verdadero cómplice de vida y aventuras teatrales, fue el artífice de mi primera experiencia coreográfica. De su mano, en el Kagba de Satélite —esa mítica discoteca gay de la época, un referente y un lugar de energía vibrante—, y con el apoyo de Paco Prats, su gerente de Relaciones Públicas y un apasionado de la comedia musical, montamos «Broadway Lights». Fue un vibrante despliegue de energía y talento con números de diversos musicales.

Después llegó «Yo y Mi Chica», mi primer musical de gran formato en el mejor teatro de México. Compartir escenario con figuras como Julio Alemán y Olivia Bucio, y ser parte de una producción de Marcial Dávila, fue un sueño tangible hecho realidad. Recuerdo con cariño las clases inolvidables de ballet con Fedor Lensky, un gran maestro que, aunque decía que lo mío era «pura fantasía», nos dio una capacitación invaluable.

En el primer ensayo con público, la emoción fue indescriptible: en el número Un. Fin de Semana en Hareford, cuando la casa giraba y Ana María Collado y yo éramos los primeros en salir, el público se emocionó y aplaudió. No puedo explicar lo que sentí, me quedé helado, fue indescriptible y es algo que siempre atesoraré. «Yo y Mi Chica» marcó mi entrada a las grandes ligas del teatro musical en México con el pìe derecho.

Fue precisamente allí donde conocí a Eugenio Derbez, quien, al igual que yo, bailaba en el ensamble. Eugenio fue quien vio en mí una chispa que yo no había notado, y me impulsó a dar clases de tap. Esa actividad, sin saberlo entonces, me abriría muchísimas puertas inesperadas en el futuro.

YO Y MI CHICA TEATRO DE LOS INSURGENTES LAMBETH WALK
ZARZUELA COMPAÑIA TEATROLÍKRICO DE CRISTINA ORTEGA

Al terminar la temporada de «Yo y Mi Chica», Fernando Moya, parte del elenco y coreógrafo de la Compañía de Teatro Lírico de Cristina Ortega, me invitó a unirme como bailarín. ¡Ahí comenzó mi fascinante viaje en la Zarzuela y la Opereta, un universo completamente distinto y lleno de nuevos matices! En esta compañía, tuve la fortuna de conocer a Jorge Cano, quien coreografió otras producciones y, con su guía, me abrió las puertas de la Compañía Nacional de Ópera para varias temporadas enel majestuoso Palacio de Bellas Artes.

Con el tiempo, llegó mi gran anhelo: ¡el musical de «Calle 42»! Sí, la misma obra del folleto que Roberto me había regalado años atrás. Era el musical de mis sueños, ese que había acariciado por años. Audicioné y, con una mezcla de nervios y emoción, ¡lo logré! Trabajar junto a Joaquín Cordero, Olivia Bucio y un gran elenco de actores y bailarines fue, en verdad, un sueño hecho realidad.

CALLE 42 MARQUESINA

«Calle 42» es un musical famoso por su extrema demanda física. Sus numerosas y complejas coreografías de tap y baile exigen una resistencia cardiovascular y muscular muy alta. Los bailarines están en constante movimiento, ejecutando pasos veloces y cambios rápidos de vestuario y peluquería durante horas. Es, sin duda, una de las producciones teatrales más exigentes físicamente.

En aquellos tiempos, el teatro no contaba con tanto personal para maquillaje y vestuario, y no había suplentes para nadie en el elenco. Uno se encargaba de todas sus cosas, era una locura.   «Calle 42» fue la primera obra en México con toda la orquesta en vivo, sin pistas grabadas. Fue, realmente, mi sueño hecho realidad.

Teatro de los Insurgentes Calle 42
la viuda alegre
Diana Holz y Pepe Posada Opera en. Bellas Artes

Mi Debut como Coreógrafo Profesional

Fue por esta época, justo después de «Calle 42» y gracias a la conexión con Jorge Cano, que me llegó un giro radical, de esos que te roban el aliento. Jorge me llamó para confesarme que no podría realizar el montaje de «La Viuda Alegre» y, en un acto de fe, ¡me propuso que lo hiciera yo! Lo más asombroso fue que el montaje arrancaba ¡al día siguiente! Sin pensarlo dos veces, me aventuré sin dudar, lanzándome de lleno a las grandes ligas con mi primer trabajo para teatro profesional en «La Viuda Alegre». Ese fue el trampolín para formar parte del equipo creativo de muchísimos proyectos, cada uno un nuevo desafío y una nueva pasión.

De Telones y Sueños: UNA PAUSA por Presión Familiar

Ante la insistencia familiar (y para darles un respiro y una alegría), decidí hacer una pausa en mi floreciente carrera artística. Necesitaba cerrar mi ciclo académico universitario. Así, ¡terminé mi carrera en Sistemas y me titulé con Mención Honorífica! Trabajé en sistemas por varios años, una especie de tregua familiar, un compromiso que, debo confesar, hice principalmente para darle a mi mamá esa tranquilidad y alegría.

De Telones y Sueños; 4 Amigos comienzan la Aventura de su Vida

Trabajé en Televisa y despuès en Nissan Mexicana 4 años. Sin embargo, la llamada del escenario siempre fue más fuerte. En 1995, cuatro almas gemelas, unidos por esa locura compartida por el teatro musical, nos juntamos para producir una aventura monumental, una obra que se sentía titánica y que marcaría mi glorioso regreso al teatro, además en el teatro con el escenario más grande de la Ciudad de México.  Con el corazón latiendo fuerte, renuncié a mi trabajo en Nissan y, en ese instante, ¡comenzó la verdadera aventura de mi vida, la que, sabía, lo cambiaría todo para siempre!

Mi viaje como creativo en Teatro Musical en México
Cantando Bajo la Lluvia que marca mi ingreso a las grandes ligas del Teatro en México como coreógrafo de un Musical de Gran Formato.