Año 2016. Recibo un mensaje de Juan Torres, un as de la producción teatral, invitándome a un proyecto de solo ¡cuatro meses en cartelera! Hablamos de condiciones, expectativas, y me lanza los nombres del equipo creativo.
Y vaya equipo el que se estaba formando: Matías Gorlero en la dirección escénica, Eduardo Soto a cargo de la dirección musical, un servidor, Pepe Posada, en la coreografía, y Oscar Acosta con la escenografía. ¡Todos bajo la batuta de nuestro visionario productor, Juan Torres!
¿El detalle? Juan nunca me dijo el nombre del proyecto. ¡Así tal cual! Pero trabajar con él es un verdadero agasajo, así que no lo dudé ni un segundo. Acepté montar un musical donde el tap fuera protagonista, ¡sin importar el título! Mi mente empezó a volar, recorriendo todos los musicales con un buen zapateado… ¿Anything Goes? ¿Me and My Girl? ¿Quizás revivir 42nd Street o una Millie muy moderna?
La siguiente reunión fue aún más sorprendente. Juan me dio libertad total para elegir arreglos musicales y crear una propuesta fresca. ¡El sueño de cualquier creativo! Pero la incógnita seguía. Finalmente, mi querido Oscar Acosta giró su laptop y ahí estaba: «La Cage Aux Folles».
En ese momento, la premisa cambió radicalmente: «¡No le puedes decir a nadie!». ¡No se vale! Es uno de esos instantes en los que no sabes si reír, llorar de la emoción o entrar en pánico porque ¡las audiciones comenzaban en siete días! ¿Con qué audicionar? Obvio, el opening de tap y un toque de can-can.
Así arrancaron días y noches sin dormir, una verdadera «lluvia de ideas» que a veces se sentía como un torbellino. Investigué cada versión existente y toda la música que se había usado.
El montaje fue muy divertido. Quise darles a las Cagelles una personalidad más refinada, al estilo de un cabaret como el Lido de París o las famosas Rockettes, que son sinónimo de elegancia y sofisticación. El número más exigente, sin duda, fue el Can-Can. Requiere una condición física muy alta por su duración y tipo, pero debía ser, sobre todo, ¡muy divertido! Y créanme, se logró.
Todo estaba listo, pero la vida en el teatro siempre tiene sorpresas. ¿El vestuario? ¡Brillaba por su ausencia! Cuando las piezas finalmente llegaron de Estados Unidos, tuvimos que hacer una modificación de último minuto: convertir el número de «Los pájaros de La Jaula» en un desfile de moda completo. ¿El detalle? Esto ocurrió un solo día antes del estreno. ¡Pura adrenalina!
El elenco fue sencillamente espectacular. Imagina trabajar con figuras como el maestro Mario Iván Martínez, Roberto Blandón, Patricio Castillo, Aída Pierce, y un ensamble impresionante de bailarines y cantantes. Compartir escenario (y proceso creativo) con alguien como Mario Iván Martínez es, sin exagerar, una cátedra continua de constancia y profesionalismo. ¡Toda una master class en vivo y a todo color!
Además, «La Jaula de las Locas» me dio la increíble oportunidad de volver a trabajar con mi prima Maru Dueñas, quien era todo un agasajo. Maru era una verdadera estrella en el teatro musical. Siempre la recordaremos. QEPD.
El compromiso y la visión de Juan Torres son verdaderamente inspiradores; su determinación permitió que un proyecto concebido para cuatro meses se extendiera a más de seis años en cartelera, en un teatro que él mismo resucitó. Hay un ángel en el cielo que debe estar inmensamente orgulloso de verlo luchar por sus sueños y no rendirse.
Para mí, fue un inmenso honor haber formado parte de tu equipo creativo original. ¡Mil gracias por siempre, Juan!
Mi coreografía en «La Jaula de las Locas» fue premiada por la crítica especializada, un gran reconocimiento a todo el esfuerzo. Estaba seguro de que este proyecto me traería una cascada de nuevos trabajos, pero, lamentablemente, no fue así.
Tiempo después, durante la pandemia, enfermé gravemente y estaba hospitalizado cuando Juan decidió remontar «La Jaula». Recibí una llamada de mi asistente preguntándome cómo me sentía. Le dije que sabía del remontaje y que quería participar, que necesitaba algo que me hiciera volver a sentirme vivo.
Lamentablemente, eso no sucedió. Mi asistente repuso la coreografía sin mi autorización. Es increíble, pues yo le había dado innumerables trabajos. En el medio artístico, hay muchas áreas que no están protegidas por el derecho de autor, y esta es una de ellas. Yo no recibí un solo peso más que lo que cobré por el montaje inicial de «La Jaula». Hice mal mi negoiacion pues se suponia que el show solo duraróa 4 meses, eso me enseñará anegociar mejor en futuras ocaciones.
Caminito de la Escuela… fue un gran honor recibir esta llamada
